En el día de ayer, se celebró el Vía Crucis de las
Hermandades de Penitencia de Sevilla, organizado por el Consejo General de
Hermandades y Cofradías, que presidió la Hermandad del Museo y su titular, el
Cristo de la Expiración.
Hoy se habla de un Vía Crucis, solemne, sobrecogedor, y que se
grabará especialmente en la memoria de todos cofrades. Llamó especialmente la atención,
las andas que portaban al Cristo del Museo, que alzaban al Señor para mejor
admiración de los Sevillanos por las calles de la ciudad.
La Hermandad del Museo buscó la Santa Iglesia Catedral de
Sevilla desde su capilla del Museo. Una vez allí, se rezaron las catorce
estaciones del Santo Vía Crucis, dirigido por el Arzobispo de Sevilla Monseñor Juan
José Asenjo.
Tras la salida de la Catedral, la Hermandad del Museo,
portado a su titular, recorrió las calles Placentines, Alemanes y García de
Vinuesa buscando el barrio del Arenal. A su paso por la Plaza de Molviedro, La
Hermandad de Nuestro Padre Jesús Despojado recibía el tránsito de la Hermandad
del Museo con gran solemnidad, y esta ofreció a la Hermandad del Domingo de
Ramos el honor de portar a su crucificado, durante unos metros por la calle Doña
Guiomar. La Hermandad del Lunes Santo buscó la Plaza del Museo algo
más tarde de lo esperado, por las calles Zaragoza, Gravina y Bailén, para de
esta forma finalizar un magnífico Vía Crucis.
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