Un año más, y ya van tres, el Martes Santo se queda huérfano de fe en las calles de la ciudad. La lluvia amenazó toda la jornada, y esto hizo que las Hermandades del Martes suspendiesen su estación de penitencia. La lluvia no empezó a hacer acto de presencia con fuerza hasta el anochecer, pero lo hizo con la suficiente intensidad para demostrar que las Hermandades decidieron acertadamente. Desde aquí mis felicitaciones a todas las Hermandades del Martes Santo por su coherencia en una decisión tan difícil.
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