viernes, 22 de marzo de 2013

Y va llegando...

La plaza de San Francisco luce ya engalanada con sus palcos, la avenida de la Constitución en vías de montaje y, la herrería del resto de la Carrera Oficial, dieron sus primeros visos estructurales entre la tarde de ayer y la mañana de hoy.

Los templos del centro abren sus puertas para mostrar a sevillanos y no tan sevillanos, una delicatessen para la vista, el orgullo de cualquier hermandad: sus titulares sobre sus pasos. A su vez, se suceden los retranqueos y, los más rezagados (aunque por mor de las Reglas), siguen celebrando los últimos besamanos, septenarios y traslados a sus respectivos pasos.

En cada patio de cada parroquia comienza a oler a cera recién fundida, los últimos codales van siendo colocados en sus candelabros, se le da el último retoque a la plata y los altares de insignias van tomando forma. 

La plaza Jesús de la Pasión (para aquellos más rancios, Plaza del Pan) y la calle Tetuán intensifican su olor a incienso y adobo, las torrijas y pestiños vuelven a las vitrinas por Cuaresma, maquetas de pasos y nazarenos de caramelo se exponen en confiterías añejas, algunas incluso centenarias.

Sí, sevillano, la Semana Santa se nos echa encima, ya está aquí. Señal inequívoca de ello es que no paramos de visitar todas las páginas web habidas y por haber referentes a la meteorología. Pero en otro lugar de Sevilla, más allá de todo olor a sacristía, más allá de toda almohade muralla, más allá de adoquines y balcones, más allá... Más allá de Sevilla, en su periferia, hoy, Viernes 22 de marzo, no es un día normal y corriente, no es un viernes cualquiera, es Viernes de Dolores.

Hoy podemos ver los primeros nazarenos de Sevilla, hermandades jóvenes, de jóvenes y por los jóvenes, hermandades volcadas con sus barrios. Hoy podemos ver las primeras estaciones de penitencia, las primeras ilusiones y anhelos, quizá, las primeras lágrimas (todavía no se sabe si de alegría o tristeza). Hoy, sevillano, es el día.

Quizá a Campana o Sierpes le queden dos días para que su pavimento reciba el gotear de la cera y el rachear de los costaleros, pero allá por sus barrios, en la lejanía, Dios sale a la calle como cada año. Heliópolis, Pino Montano, Palmete, Bellavista, Triana, la collación de la Parroquia del Sagrario y el Polígono Sur viven en la jornada de hoy el día grande del barrio.

Misión, Jesús de Nazaret, Salud y Clemencia, Salud y Remedios, Pasión y Muerte, Cristo de la Corona o Bendición. El mismo Dios bajo distinta advocación, la misma ilusión bajo distintas túnicas, el mismo fervor y la misma devoción en distintos barrios.

Y va llegando, sevillano, la Semana Grande. Va llegando de tal forma que hoy comienza el fin de un sueño que dura todo un año, aunque no se pise la Catedral, aunque muchos doten a la expresión "de Vísperas" de un tono despectivo. Hoy, sevillano, comienza la Semana Santa según Sevilla y sus barrios.

Y es que ya lo dijo Francis Segura el pasado Domingo de Pasión en su pregón:

Quien tenga oídos, que oiga.
Quien tenga labios, que diga:
las Vísperas son también,
Hermandades de Sevilla.



Y para mañana habrá mucho más que contar.







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